‘Las cintas de Rosa Peral’: la autora del crimen recurre al feminismo para hacerse la víctima

El resumen de Las cintas de Rosa Peral, el documental de Netflix con la versión de la coautora del crimen de la Guardia Urbana, es la respuesta de la protagonista a la serie «El Cuerpo en Llamas» que emite la misma plataforma televisiva sobre el caso. El documental es, ante todo, un relato exculpatorio en el que Rosa Peral recurre al feminismo para mostrarse como una víctima de un juicio mediático y machista que, según ella, influyó en el jurado que la condenó.

«Me han puesto como una viuda negra, y quiero que se vea la persona que soy, no la que han vendido los medios», explica la protagonista desde la cárcel. En»Las cintas de Rosa Peral», la condenada por asesinato sigue defendiendo su inocencia. Culpa a su amante del asesinato de su ex pareja e insiste en que sólo le ayudó a deshacerse del cuerpo de la víctima por el miedo insuperable a que la matara.

En el true crime facturado por Brutal Media, a través de varias entrevistas telefónicas, Peral denuncia la imagen distorsionada que a su juicio han dado de ella los medios de comunicación. Se considera víctima de un «linchamiento mediático» que supuestamente ha sufrido antes, durante y después del juicio en que fue condenada junto a su amante por el asesinato e incineración de su pareja.

«He escuchado barbaridades sobre mí en la televisión», manifiesta Rosa desde prisión con el apoyo de su abogada. Ésta última dice recordar cómo durante el juicio se planteaba si a Rosa se le juzgaba por sus numerosas relaciones sexuales o por un asesinato. El propio padre de Rosa Peral se suma al listado de sus defensores. «Ella lo que hizo fue proteger a sus hijas, le han tirado mucha porquería encima sólo por ser guapa, tener buen cuerpo y haberse acostado con quien ha querido», cuenta el padre de Rosa, convencido de la inocencia de su hija.

Durante la vista oral por el crimen, salió a relucir como parte del contexto del crimen, la dinámica sentimental de Rosa, camarera y bailarina de un bar antes de ingresar en la Guardia Urbana. También la ruptura con su pareja, un mando de los Mossos d’Esquadra, por causa de una supuesta infidelidad con otro compañero. Este último, subinspector del cuerpo policial autonómico, fue posteriormente absuelto de las acusaciones de haber difundido fotografías de carácter sexual de Rosa entre sus compañeros, como venganza por abandonarle para echarse en brazos de Albert.

Precisamente, Albert fue su compañero laboral y sentimental durante más de cuatro años de forma intermitente, hasta que fue condenado a 20 años junto a Rosa (25 años de prisión) por el asesinato de Pedro que era en ese momento la pareja de la mujer. Pedro también era miembro de la Guardia Urbana de Barcelona, y los investigadores sospechan que había descubierto una nueva infidelidad de Rosa con Albert, con el que mantenía una relación de enfrentamiento.

En el mismo documental, el fiscal cuenta las pruebas acusatorias que cimentaron la condena de Rosa Peral y de Albert, haciendo hincapié en las que demostraban la preparación del crimen de Pedro.

Cabe recordar que los forenses describieron a Rosa como una persona con poca empatía, egoísta y sin tolerancia a la frustración.